
COORDENADA 57
Blog de Cultura y Noticias Platenses
MICRORELATOS
Ficciones o realidades individuales
situadas en la ciudad de las diagonales
Memorias de los corazones
Por Carolina Acosta
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Pensando en lo vivido hoy a la tarde en el Club Chacarita Platense, guardo en mi corazón aquellas imágenes de jóvenes entusiasmados, con sus ropas deportivas, sus guantes de boxeo y miradas impactantes; que me llevan inevitablemente a su vida de lucha, la peleada sobre el ring y la otra.
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Un joven, que aun con su vida carente de muchas oportunidades y esperanzas, encuentra un motivo por el cual esforzarse, un objetivo en su vida.
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El amor por esta pasión que es el boxeo lo lleva a cada día entrenar aún más fuerte, aunque su alimentación no sea la apropiada para las exigencias de este deporte, él sigue esforzándose doble turno. Su rostro expresa la esperanza y alegría que le genera ser parte de este equipo, ya no está solo.
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Su familia acompaña de la manera que puede, lo sigue en cada una de sus peleas y en las jornadas deportivas, aunque sin dimensionar su esfuerzo, pero con un entusiasmo muy grande. Sus caras expresan el sentimiento de alegría y orgullo.
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Con el paso del tiempo es convocado para participar de los juegos provinciales, que son llevados a cabo en Mar del Plata, en un clima muy frio y con mucho viento, sus anhelos son cada vez mayores, su sueño de viajar y recorrer el país a causa del boxeo se va haciendo real.
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La acumulación de experiencias y vivencias lo llevan a la decisión de convertirse en boxeador profesional, expandiendo sus búsquedas hacia todo el país y el resto del mundo, si bien las ganas son muchas, el esfuerzo pesa más, transformándose en un obstáculo para su sueño.
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¿Puede un joven en este contexto socioeconómico dedicar su vida al deporte? ¿En los barrios tienen las mismas posibilidades de acceso y dedicación que en otros sectores de la ciudad?
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Todas son batallas muy duras, aun así la satisfacción por lo que ama y la esperanza siempre están presentes, es realmente un signo heroico. Estas experiencias quedaran imborrables en la memoria de los corazones.
La Libertad
Por Antonio Bouso
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“Comenzamos con grandes expectativas, pero se me está haciendo difícil. No es que arrugue, pero estudiar en la facultad, sí que esta jodido”, expresó Javier, sin perder su habitual sonrisa.
Manuel, su compañero de estudio en la facultad, asentó con la cabeza, pero Javier no lo podía ver. “Hablame bolas, no ves que no puedo ver”, le dijo Javier riendo. Manuel podía ver, pero no se acostumbraba todavía a estar al lado de él. Cada día que pasaba, sentía que Javier perdía un poco de optimismo. Cuando lo conoció en la fila de la inscripción, pensó en el valor que tenía para superar los retos que se le presentaban. Rápidamentese engancharon y vieron que tenían los mismos interese y gustos. Manuel diagramó su horario para cursar junto a él. Quería ayudarlo.
Se complicaba mucho con los textos y con las fotocopias. Había que leerle las cosas. A Manuel eso no le molestaba. Lo utilizaba para reforzar el conocimiento. Pero muchas veces era incómodo. Pasaba cuando copiaba o imprimía los apuntes. Había muy pocas cosas que le servían a Javier, si él estuviese solo. Que sociedad tan desigual pensó Manuel.Javier, muchas veces no le importaba, ya estaba curtido. Hasta le divertía. Pero a Manuel lo ponía mal, “que puedo hacer”, era la idea que constantemente resonaba en su cabeza.
Varias veces se cruzaba con gente del centro de estudiantes, las charas eran informales. En una de esos días, estaba comprando en el buffet cuando escucho una conversación de dos compañeros que hablaban de algunos proyectos. Le interesó.
“Perdón, ¿Dónde está esa oficina? Me interesa. ¿Se puedo hablar con alguien?”, preguntó Manuel.
“Sí, claro. Ahora estamos yendo para allá. Acompañanos. Así te la mostramos y conversas con el coordinador”, hablóuno de los compañeros, con tonada bien cordobesa.La oficina no tenía cartel, y cuando entró había solo dos personas.
“Hola”, dijo el compañero cordobés, “acá viene un compañero con una inquietud, a ver si podes hacer algo, vos que la tenés clara”.
El muchacho se acercó y extiendo la mano saludando a Manuel.
“Que tal, mi nombre es Santiago. Decime que necesitas”, le habló amablemente a Manuel, dándole una sonrisa de bienvenida.
Manuel no sabía por dónde arrancar. Empezó explicándole sobre su amigo y las dificultades que estaba teniendo para seguir estudiando. La falta de igualdad y de su fuerza por seguir adelante.
Steve Jobs alguna vez expresó “la creatividad simplemente consiste en conectar cosas”, y así fue como Manuel se conectó con personas que comenzaron a desarrollar, no algo novedoso, sino algo productivo y barato, para que Javier pueda alcanzar su meta: el conocimiento.
