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RECORRER OTRO MUNDO POSIBLE

  • Soledad Morosi
  • 30 nov 2017
  • 6 Min. de lectura

RECORRER OTRO MUNDO POSIBLE

El Olga Vazquez es un centro cultural, político y social ubicado en el centro de La Plata. Una construcción colectiva surgida en 2003 como respuesta a la crisis del país, cuando un conjunto de agrupaciones recuperaron el edificio de una escuela abandonada, revalorizándolo como un espacio solidario y de transformación social.


Es viernes a la tarde en la avenida 60 de La Plata, a una cuadra de lo que los platenses llaman el centro comercial de calle 12. Vaivén de autos, altos edificios, arboleda frondosa, y un cielo celeste, son el paisaje en el que se encuentra el Olga Vazquez. A pocas cuadras de la Facultad de Bellas Artes, en una ciudad que rebalsa cada año de estudiantes que llegan desde todo el país y el exterior a oxigenar el aire platense. Gran cantidad de centros culturales ofrecen variadas propuestas artísticas a precios populares, accesibles a bolsillos estudiantiles de economías de bajo presupuesto y de muy ansiadas encomiendas con olor a milanesa. Estos espacios contienen trabajadores del arte, la cultura y otras disciplinas.


El Olga Vazquez es un centro cultural que nació en 2003, tiempo en que la crisis devino en múltiples construcciones colectivas como organizaciones sociales, asambleas vecinales, ollas populares, fábricas y empresas recuperadas por sus trabajadorxs. Así el edificio abandonado por años de una escuela privada fue ocupado por agrupaciones sociales, que comenzaron su recuperación para transformarlo en un espacio colectivo, abierto a la cultura y la organización popular.


El nombre "Olga Vázquez" se eligió colectivamente en memoria de una compañera de la comunidad mocoví que trabajaba en un comedor del barrio El Peligro y murió por hantavirus.


En 2007 se obtuvo una ley de expropiación que nunca fue ejecutada, y en 2012 se consiguió una prórroga de 5 años. El corriente año vence el plazo y la gran comunidad lucha para que se apruebe por 3 años más, y que el estado conceda la expropiación definitiva ya.


Este espacio concentra gran cantidad de actividades: 27 talleres, 4 productivos, 2 cooperativas, una biblioteca, una radio, además de múltiples propuestas culturales.


VENTANA A LA CONSTRUCCIÓN COLECTIVA


El Olga invita a sacudirse la ciudad y entrar en otra sintonía, con la calidez de sus puertas abiertas, sus paredes y banderines coloridos. Recibe a los visitantes un pasillo con una cartelera que habla de algunas luchas sociales, “no al manicomio” es la primera que se ve. Luego un patio de guirnaldas de luces y barquitos de papel colgados, el piso un damero de calcáreo amarillo y negro, mesas y sillas de distintos colores y tamaños, quizás herencias de la escuela que fue. Un pibe de unos veintipico pasa y se detiene a mirar un papel sobre la pared, frunce levemente el ceño y aprieta los labios, es un dibujo de Santiago Maldonado con una remera Benetton. Sigue y se asoma a una sala ahora vacía pero de puertas abiertas que también da al patio, como buscando algo o alguien. Vuelve con paso tranquilo y entra en la cocina, allí llena la pava y la pone en el fuego. Al lado de la cocina se abre un pasillo ancho desde donde se ve en el fondo otro patio. Desde allí aparece una chica también joven con su bici, un perro la sigue, y se van.


Una pizarra describe las actividades que habitan el lugar: 27 talleres, 6 cooperativas, también 1 radio y 1 biblioteca popular. Sobre la pared de frente a lo alto el muro anuncia que allí funciona Radionauta FM 106.3. Apoyada en el piso otra pizarra, esta vez de la “Cooperativa de consumo consciente AYNI”, delata una fiesta pasada de este emprendimiento.


Las paredes del Olga hablan y gritan en este patio consignas como “Darío y Maxi viven en la lucha” con un dibujo alusivo; un cartel de la búsqueda de Johana Ramallo sobre una puerta; unas viñetas llamadas Malcri de crítica al gobierno actual rezagadas de algún evento; y stencils por la expropiación definitiva por todos lados.


El patiecito de pronto se llena de mujeres y niñxs que salen de una asamblea de cooperativas barriales, ríen y charlan, algunxs niñxs compran heladitos caseros hechos en vasos plásticos y corren jugando hacia el otro patio, mientras las madres van al baño y preparan la sube para volver a su barrio. Se van hasta la próxima. Los baños de uso común o baños libres, como dice el muro de su entrada, existen desde la gesta del lugar, lo que revela la temprana impronta de género.


Al entrar al segundo de los tres patios, en una amplia galería con columnas que da a un espacio verde más grande aun, pibxs tomando mates y leyendo. De fondo, un enjambre de sillas y mesas, posiblemente esperando ser arregladas. Desde allí se ve la herrería, la cervecería “Palestina libre” y “la cocina del Olga” donde de miércoles a domingo se puede almorzar y cenar.


Desde este patio se accede por una escalera estrecha a “Radionauta” en el primer piso, una radio comunitaria nacida en 2011, que a los viernes a esa hora (16 hs.) transmite un programa de política internacional.


Sentado en la balaustrada del patio con las piernas colgando y las manos apoyadas a los costados, Mapu cuenta de este proyecto solidario y horizontal. Su mirada se va al primer piso donde un grupo de jóvenes de una murga se encuentra confeccionando su vestuario. Mapu es uno de los porteros de este centro cultural, que proporciona más de 150 puestos de trabajo entre cooperativas, productivos y talleres. Él resalta que la idea es el trabajo sin patrón con un sueldo digno, una premisa madre que rodea todas las actividades.


Con su musculosa rosada, short deportivo, su cabeza rapada a los lados y un rodete, recorre las instalaciones vaciando tachos, ordenando, y aceptando algún mate.


Más allá de este patio se adivina un pasillo con una inscripción en la pared que dice “luchemos juntos por un cambio social”, y unos banderines confeccionados con hojas recicladas dan la bienvenida a la imprenta. Allí Ramiro, sin apuro y con la calidez característica del entorno, explica que para su identidad visual eligieron una bicicleta, esta elección estuvo direccionada a cristalizar conceptos como la sustentabilidad y la economía que ese transporte representa, y aclara: “además la mayoría de quienes vienen a imprimir llegan pedaleando”.


Mientras muestra los libros que imprimen en papel reciclado y con diseños que no derrochen tinta, comenta algunos proyectos que reflejan los valores que quieren transmitir. Uno de ellos es un acuerdo que realizaron el año pasado con la Facultad de Agronomía de la UNLP, para concientizar a quienes van a imprimir sobre la deforestación por el uso indiscriminado de papel. Consistía en regalar semillas con información y consejos en este sentido. Otra de las propuestas fue una convocatoria de bandas locales para estampar en cuadernos su gráfica y difundir música nacional. Este año lo están haciendo con compatriotas escritores.


Frente a la imprenta, la cooperativa textil Las Juanas, donde mujeres de distintos barrios confluyen de lunes a viernes para trabajar. Daniela, de 31 años, de sonrisa fácil y mirada amable, deja una prenda a medio coser y cuenta que después de haber trabajado muchos años en relación de dependencia, encuentra un lugar de contención donde tiene voz y entre todas pueden tomar sus propias decisiones en asambleas que realizan cada 15 días.


Siguiendo por el ancho pasillo y casi llegando al tercer patio, ahora cerrado, la biblioteca Oesterheld de adultos y niños, especializada en derechos humanos y movimientos sociales. Es otro espacio importante donde se fomenta la lectura crítica y se realizan presentaciones de libros. El último que se presentó a fines de octubre fue "La Farsa Neodesarrollista y las alterantivas populares en América Latina y el Caribe", compilado por Mariano Féliz y María Orlanda Pinassi, y editado por Editorial Herramienta.


Dentro del Olga también se destaca la Colectiva Feminista Decidimos de lucha por el aborto legal, seguro y gratuito. Asimismo funcionan las agrupaciones políticas Frente Popular Darío Santillán y Movimiento Popular Patria Grande.


Todos los años este lugar es sede del Carnaval Latinoamericano y del encuentro cinematográfico Otra Ventana, además de ser un espacio donde confluyen innumerables recitales de músicos locales, charlas y fiestas. Un lugar de encuentro de decenas de colectivos políticos, de comunicación, artísticos y sociales.



POR LA EXPROPIACIÓN DEFINITIVA


La continuidad de toda esta enorme actividad depende de que se apruebe la expropiación. Por esto el martes 14 de noviembre se realizó un festival para exigir la aprobación del senado de la expropiación definitiva. Participaron artistas como Sara Hebe, Ramiro Jota, Charlie Brownie, La moskardone, Camote picante, De Mochilas y una Regional de murgas.



Bajo un sol que quemaba el cielo en la tarde de un martes que no era cualquier martes, Plaza San Martín se llenaba de pibxs, y trabajadorxs. Colores infinitos coparon la plaza, murgas, banderas, risas y mates que iban y venían. Y mucha música en un escenario improvisado ante la negativa del municipio de darles uno. Este es el espíritu del Olga, lucha con alegría transgrediendo los límites de una sociedad de propiedad privada e individualismo. Trascendiendo lo posible.



Definitivamente visitando el Olga se entiende la frase que expresa su facebook: “Un espacio donde no solo se proyecta, si no que día a día se lleva adelante y se construye otro mundo posible”.


La comunidad seguirá luchando para continuar esta aventura colectiva, bienvenidxs quienes se quieran sumar.



 
 
 

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